miércoles, 25 de febrero de 2009

De qué nos asombramos?

¿Quién no soñó con vender el Obelisco? Fantasía popular que tiene algún asidero en estos tiempos sorprendentes. Tan popular como el dicho “Argentina año verde”, en donde todos los problemas tenían fácil solución, pero no tan fantasioso, si comprobamos en la realidad que hoy se puede adquirir algo tan público como es parte de una plaza.

Suena extraño. Pero no lo es si hay cierto acuerdo silencioso, en nuestro medio social, expresado en la idea que lo público no es de nadie. Idea que tiempo atrás resultaba, por lo menos inimaginable.

Lo obvio sería que una plaza pública es un espacio, preferentemente verde, compartido para su disfrute por toda la comunidad. Después de largo tiempo, el Ejecutivo del Municipio de Tres de Febrero, logró recuperar en custodia, terrenos pertenecientes al ONABE en la localidad de Martín Coronado, al mismo tiempo que la remodelación de la plaza ubicada en frente. Un hecho auspicioso, muy esperado por los vecinos. El propio Gobernador de la Provincia de Buenos Aires participó de la inauguración, subrayando así la importancia de este hecho para los contribuyentes.

A pocos días de este evento, se colocaron columnas de cemento armado a doce metros de los fondos de las casas lindantes de la nueva plaza, ubicada en Matienzo y Pte. Perón. El objetivo era construir una nueva medianera, incorporando parte de la plaza a las propiedades de los vecinos, siempre y cuando compraran el terreno.

Otro tema es que se construyó una calle con características apropiadas para tránsito pesado, que atraviesa el predio, que sería utilizada para el aprovisionamiento logístico de la empresa Peugeot, lo cual agravaría la situación al ofrecer un bien público para beneficio privado.

Propongo no detenernos en este puntual, que bien puede ser tipificado de corrupción, sino ahondar en aquellas subjetividades que sostienen la posibilidad concreta que el Municipio y algunos vecinos “acuerden naturalmente” en pasar a manos privadas bienes públicos, con lo cual ampliarían sus propiedades en una cantidad de metros cuadrados nada despreciable. Cuando se interpela a los mismos por esta situación, que a todas luces es ilegítima, reaccionan indignados por ver frustrada una “oportunidad” que difícilmente se repita, argumentando que cualquiera haría lo mismo en su lugar. Dejando ver cierto consenso en esta apropiación de lo público.

Queda claro que por detrás de los argumentos de esos vecinos opera una concepción de lo público como un espacio vacío, que no es de nadie. Idea que al cristalizarse en la sociedad logró que, por ejemplo, Puerto Madero sea lo que es hoy: un buen negocio para los ricos con bienes públicos.

Una vez que determinados intereses logran instalar la idea de lo público como lo ineficiente, como un gasto, como algo inútil, nada rentable, quedamos a un paso de realizar el sueño de vender el Obelisco. Pero aún más allá, esos intereses persiguen estratégicamente desarticular todo fenómeno colectivo solidario (público), que por su peso constituye una amenaza a sus privilegios. Al hacer partícipes con sutiles armas mediáticas a toda la sociedad, garantizan la permanencia del modelo privatizador.

Pero las sorpresas no terminan acá. Cuando surge una crisis económica tan vasta y profunda como la actual, resulta que las soluciones a las quiebras y debacles financieros vienen de la mano de la utilización de los fondos de todos los contribuyentes. El viejo truco de ganancias privadas y pérdidas públicas. Tampoco debemos caer en la simpleza de reducir todo a buenos y malos de la película. Deberíamos tomar conciencia y asumir que somos nosotros los portadores de estas ideas-soporte, imprescindibles para los intereses de minorías cuyas consecuencias se ven la exclusión, el saqueo de nuestros recursos, y la destrucción del medio ambiente.

Tenemos la tarea titánica de construir nuevos paradigmas en un gran movimiento social que tenga como eje privilegiado la solidaridad, pues es ella la que garantiza un modelo justo de sociedad: Salud, Educación, Vivienda, Medio Ambiente, Transportes al servicio de todos, de lo público. Unidos en una gran causa nacional, reconociendo y cuidando entre todos lo que es nuestro, sepultando el individualismo e involucrándonos en un proyecto común.

Pablo Lanza
Asamblea de vecinos de Ciudad Jardin y El Palomar

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